Marchena es un municipio y ciudad española de la provincia de Sevilla, en Andalucía. En 2020 contaba con habitantes, según el INE. Su extensión superficial es de 379 km² y tiene una densidad de 52,72 hab/km². Se encuentra situada a una altitud de 150 metros sobre el nivel del mar y a 64 kilómetros de la capital de provincia, Sevilla, en la comarca denominada La Campiña. Es conocida por su Semana Santa y, muy especialmente, por su importante conjunto monumental (declarada Conjunto Histórico-Artístico) donde destacan la iglesia de San Juan Bautista y el Arco de la Rosa (Puerta de Sevilla). Además, el municipio se caracteriza por su vínculo con el flamenco y por ser cuna de importantes artistas como Pepe Marchena o el guitarrista Melchor de Marchena.
La situación de Marchena en el centro de la campiña Sevilla, en un punto de comunicaciones entre las ciudades de Sevilla, Antequera y Écija, trajo una presencia de población humana desde la prehistoria. Existió un asentamiento tartésico, denominado Montemolín, en las cercanías de la actual población. Existen también restos que atestiguan pobladores romanos en esta área, aunque no existen constancia de una estructura urbana compleja. No existen tampoco datos sobre una colonia romana denominada Martia, como han afirmado historiadores locales.
En época romana debió ser una explotación agrícola (villa) de escasa población, cuyo propietario de nombre Marcius dio nombre a Marciana, de donde Marchena. Existen testimonios de pobladores en el periodo visigodo, pero no es hasta el dominio islámico cuando la ciudad se conformó con la estructura que actualmente se pueden distinguir. Fue denominada por los musulmanes como Marsenʿah; debido a la gran cantidad de olivos que rodeaban la población, alcanzó un gran desarrollo urbanístico y fue amurallada (siglos -).
Pasó a manos cristianas a mediados del , durante el reinado de Fernando III de Castilla, convirtiéndose en villa de realengo, hasta que durante el reinado de Fernando IV de Castilla, en el año 1309, fue concedida a Fernando Ponce de León, bisnieto del rey Alfonso IX de León, aunque antes había pertenecido a Alonso Pérez de Guzmán, célebre defensor de la ciudad de Tarifa. Durante varios siglos el señorío de Marchena estuvo en manos de la familia Ponce de León, de la que procede la casa de Arcos. En 1367 Juan Ponce de León, señor de Marchena, fue ejecutado en Sevilla junto con el almirante mayor de la mar Egidio Boccanegra, y en 1368, un año después, Marchena y sus tierras fueron saqueadas y devastadas por el rey Muhammed V de Granada, aliado del rey Pedro I de Castilla, que también derribó los muros de la villa.
El nombre actual de la población procede de un decreto de los Reyes Católicos. El núcleo urbano en época musulmana se componía de la alcazaba, situada al norte, y del caserío, que se extendía hacia el sur ocupando toda la colina. Las calles partían de las puertas principales y tendrían múltiples quiebros y adarves. Las manzanas serían irregulares, con grandes patios interiores y plazas encadenadas. Durante el periodo cristiano medieval (siglos y) se reutiliza la ciudad árabe, se renueva el caserío intramuros, se reconstruyen las murallas, se transforma la vieja Alcazaba en un auténtico castillo señorial y se realizan obras en el Palacio Ducal.
Desde finales del a principios del , Marchena cuenta con varias puertas, que enlazan con los principales caminos de salida. Por el oeste, la Puerta de Sevilla (conocida como "el Arco de la Rosa"), que todavía hoy se abre a una plaza triangular exterior, y de la que parten las calles que terminarán conformando el barrio de San Miguel. La Puerta de Morón, en el ángulo sur, ha llegado hasta nosotros envuelta en edificaciones. Su entorno exterior (la plaza hoy conocida como "los Cuatro Cantillos") ha constituido un punto clave para el desarrollo del núcleo, por suponer el cruce de cuatro calles, dos de ronda exterior, otra coincidente con el camino de Morón (que originará el barrio de San Sebastián) y la cuarta de separación entre San Miguel y San Sebastián. Las puertas de Carmona, al noroeste, y de Osuna, al sureste, han desaparecido, aunque junto a esta última persiste un espacio de plaza, que origina a partir del el barrio de San Andrés.
La expansión exterior de los siglos y parte, por tanto, de las puertas de Sevilla, de Morón de la Frontera y de Osuna, tomando como directrices los caminos hasta colmatar la colina situada al suroeste de la vieja ciudad amurallada. En la actualidad, Marchena se asienta sobre dos colinas de similar altitud, unidas por una vaguada por la que discurre el camino de Morón. Durante el , se van ocupando las áreas de crecimiento exterior con palacios y casas de importante valor arquitectónico. En el área intramuros se construye la plaza de Arriba, de gran regularidad y dimensión, y donde se sitúa el viejo ayuntamiento y el desaparecido palacio de los Duques de Arcos. Esta plaza está formada por viviendas de cuatro plantas y se accede a ella por cuatro grandes arcos, tres en las esquinas y uno en el centro del frente occidental.
En el comienza a decaer dicha plaza, desplazándose el centro cívico al entorno de la Puerta de Morón. La vieja ciudad intramuros (el barrio de San Juan) se abandona y degrada, potenciándose los barrios de San Miguel y San Sebastián. A finales de esa centuria, la construcción del ferrocarril, la mejora de las carreteras y la incipiente industrialización permiten una recuperación económica, que será la base del extraordinario desarrollo que se produce en la primera mitad del . En estos años surge el llamado Camino de la Estación, hacia el noroeste, eje ordenador de los asentamientos residenciales de los años 60. También se reordenan las grandes manzanas periféricas del barrio de San Sebastián y se construyen las nuevas barriadas Juan XXIII y de la Paz. En 1960 se edifica un nuevo Ayuntamiento, ordenándose la plaza en la que se encuentra, situada en el ángulo sur de la ciudad murada y cerca de la vieja Puerta de Morón de la Frontera.
El casco histórico ha quedado localizado en el sector norte de la población, ya que los posteriores desarrollos urbanos se han orientado sobre todo hacia el oeste (barrio de San Miguel), sur (Santo Domingo, San Sebastián) y sureste (San Andrés). Tal vez haya influido en ello el hecho de que la vía del ferrocarril discurra al norte, bastante cerca de la población. En el sector meridional, aunque algo separadas del núcleo, se localizan de forma dispersa diversas instalaciones industriales y agroganaderas (granjas, cooperativas agrícolas, invernaderos, fábricas de conservas, de aceitunas, de harina, etc). Los grandes equipamientos de carácter público (deportivos, educativos) se ubican de manera preferente en los sectores periféricos occidental y oriental.
Marchena fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1966, es muy características por el conjunto de iglesias y conventos que posee entre las que destacan:
La iglesia de San Juan Bautista es una de las más importantes del municipio de Marchena. De grandes dimensiones, su arquitectura es característica del tiempo de los Reyes Católicos, es decir, se trata de un gótico mudéjar pero con algunos adornos renacentistas. Se puede ver el gótico en las portadas y en el retablo mayor; en el primero se utiliza el ladrillo y en el segundo tiene adornos platerescos en madera, conteniendo imágenes evangélicas en relieve, pinturas de Alejo Fernández, una cabeza del Bautista en mármol y escudos duales y del arzobispo Fray Diego de Deza. También debemos mencionar el magnífico órgano grande o de la Epístola, obra de Francisco Rodríguez, discípulo del reconocido organero Jorge Bosch, realizado en 1802, y el coro de estilo barroco que fue tallado por Juan Valencia con diseños de Jerónimo de Valvás. Como se ha mencionado anteriormente, es una de las iglesias más importantes de Marchena dado que alberga en su interior importantes joyas artísticas, además del museo municipal, en cuyo interior se exponen varias esculturas de Alonso Cano, el tesoro de la iglesia orfebre Francisco Alfaro y nueve cuadros de Zurbarán.
Esta iglesia construida en el , es de estilo gótico y múdejar, que se puede contemplar en su torre de cuatro cuerpos. El retablo mayor se encuentra presidido por la imagen de la Virgen de la Mota, tallada en el también, junto con su portada del son dignos de admirar. Debemos destacar que el templo simboliza la unión de las culturas cristiana (aportando al edificio solidez y los elementos constructivos básicos) e islámica (aportando esta la ornamentación imaginativa).También podemos observar una influencia bizantina en los azulejos.
La iglesia en sí presenta tres naves, separadas por pilares cuadrangulares, y capilla mayor formada por dos tramos, el primero rectangular y el segundo ochavado. Las cubiertas de las naves son estructuras de madera, en forma de artesa en la central y el colgadizo en las laterales. El presbiterio se cubre con bóveda de nervaduras. A los pies, en alto y ocupando el último tramo, se levanta una tribuna con celosería de madera. La iglesia tiene dos portadas, una lateral, realizada en ladrillo y otra a los pies, ejecutada en sillería.
En el mismo sitio se encuentra el Convento de la Inmaculada Concepción, fundado por los duques de Arcos. La comunidad de hermanas clarisas de Marchena elabora toda una serie de dulces y repostería de gran reconocimiento. Destacan los pestiños borrachuelos y las frutas de almendras entre la gran variedad de dulce que elaboran de manera artesanal y que son una muestra de la rica gastronomía de la zona.
La iglesia fue construida en la segunda mitad del , por lo tanto se nota en su esplendor la transición del barroco neoclásico. Se trata de una iglesia de planta de cruz latina, con tres naves levantadas con pilares que llevan columnas adosadas. Sobre el crucero podemos ver una amplia cúpu…
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