Alemania , oficialmente República Federal de Alemania (Alemán: [ˈbʊndəsʁepuˌbliːk ˈdɔʏtʃlant]), es uno de los veintisiete Estados soberanos que forman la Unión Europea. Constituido en Estado social y democrático de derecho, su forma de gobierno es la república parlamentaria y federal. Su capital es Berlín. Está formado por dieciséis estados federados (Bundesländer) y limita al norte con el mar del Norte, Dinamarca, Suecia (frontera marítima) y el mar Báltico; al este con Polonia y la República Checa; al sur con Austria y Suiza; y al oeste con Francia, Luxemburgo, Bélgica y los Países Bajos. La ciudad de Büsingen am Hochrhein, enclavada en Suiza, también forma parte de Alemania. El territorio de Alemania abarca de extensión y posee un clima templado. Con más de 84 millones de habitantes, es el país más poblado entre los Estados miembros de la Unión Europea, y es el hogar del tercer mayor grupo de emigrantes internacionales. En 2014, Alemania fue el segundo destino de las migraciones más popular en el mundo, después de Estados Unidos.
Las palabras alemán y Alemania son latinizaciones del antiguo germánico allmanis (compuesto de all ‘todos’ y man ‘hombre’, es decir, ‘todos los hombres’); el historiador romano Amiano Marcelino fue el primero en hablar de Alamannia en el para aludir a una confederación de tribus germánicas. Pero estas denominaciones eran utilizadas también en la antigüedad por los romanos para denominar a la tribu de los alamanes (no es lo mismo que alemanes), el pueblo germánico más cercano al territorio del Imperio romano. De ahí fue usada para nombrar al país entero. Además de alemán, está también extendido el uso del gentilicio germano, derivado del nombre con que los romanos se referían a las tribus ni romanas ni celtas de la zona central de Europa, cuyo territorio llamaban Germania. Desde el año 962, los territorios alemanes formaron una parte central del Sacro Imperio Romano Germánico, que duró hasta 1806. Durante el , las regiones del norte del país se convirtieron en el centro de la Reforma protestante.
Como un moderno Estado nación, el país fue unificado en tiempos de la guerra franco-prusiana de 1871. Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando la Alemania nazi fue derrotada por los aliados, Alemania fue dividida en dos Estados separados a lo largo de las líneas de ocupación aliada en 1949; los Estados resultantes fueron la República Federal de Alemania y la República Democrática Alemana, que se reunificaron en 1990. Fue miembro fundador de la Comunidad Europea (1957), que se convirtió en la Unión Europea en 1993. Es parte del espacio Schengen y adoptó la moneda común europea, el euro, en 1999 (movimiento de pagos sin efectivo) y 2002 (pagos en efectivo).
Alemania es miembro de la Organización de las Naciones Unidas, la OTAN, el G-7, las naciones G4, y firmó el Protocolo de Kioto. Es la cuarta mayor economía mundial en cuanto al PIB nominal y la primera de Europa, siendo además la principal potencia industrial del continente. También es el tercer mayor exportador de mercancías del mundo y, en términos absolutos, asigna el tercer mayor presupuesto anual de la ayuda al desarrollo en el mundo, mientras que sus gastos militares ocuparon el séptimo lugar mundial en 2020. El país ha desarrollado un alto nivel de vida y establecido un sistema completo de seguridad social. Tiene una posición clave en los asuntos europeos y mantiene una estrecha relación con varias asociaciones a nivel mundial. Es reconocida como uno de los líderes en los sectores científico y tecnológico.
El nombre «Alemania» proviene del pueblo germánico conocido por los romanos como alemanni o alamanni; atestiguado por primera vez por Dion Casio en el contexto de una campaña militar del emperador Caracalla en 213. El historiador bizantino Agatías cita a Gayo Asinio Cuadrado, quien habría escrito que los alamanni eran «un pueblo mestizo y mezclado», que es lo que significa su nombre. En efecto, alamanni proviene de protogermánico *Alamanniz, con Al, «todos» y manniz «los hombres» (es decir «todos los hombres»). Walafrido Estrabón, monje de San Galo, escribió en el que los pueblos que se denominaban a sí mismos suabos eran conocidos como alemanni por los extranjeros. En español y otras lenguas romances, el nombre de este pueblo fue usado para designar a los demás pueblos germánicos y, finalmente, al Imperio alemán surgido en 1871.
El nombre del país en alemán es Deutschland, originalmente , ambos con el significado de «tierras alemanas» en español, pero literalmente «del pueblo» en alusión a aquellos que hablaban una lengua germánica y no el latín. Diutisc, «del pueblo» proviene del protogermánico «del pueblo», el sustantivo correspondiente, , del protoindoeuropeo *teuta, dio origen al gentilicio teutones, usado para un pueblo germánico y en español, poéticamente, como sinónimo de alemanes.
El gentilicio italiano para los alemanes, tedesco, también tiene este origen, a través de la forma latinizada Theodiscus.
Germania (y su forma inglesa Germany) proviene del latín y fue usado por César para denominar a los pueblos que habitaban al este del Rin. Este topónimo parece ser de origen celta, gair; con el significado de «vecinos» o bien gairm; «grito de guerra», se ha propuesto además, una etimología relacionada con el alto alemán medio: gēr, «lanza». Ninguna de estas propuestas es concluyente. En español, germánico se usa de manera histórica, «pueblos germánicos», «Imperio romano germánico», o bien literaria: «poesía germánica», a veces incluyendo a otros pueblos de habla alemana como austríacos y la mayoría de suizos.
En sentido estricto, Alemania no ha existido como Estado hasta 1871. Así, en esta sección se incluye también la historia previa: lo que sucedió en los territorios que luego formaron parte del Estado alemán.
Se cree que la etnogénesis de las tribus germánicas se produjo durante la Edad de Bronce nórdica o, como muy tarde, durante la Edad de Hierro prerromana. Desde el sur de Escandinavia y el norte de Alemania, las tribus comenzaron su expansión al sur, este y oeste en el , entrando en contacto con las tribus celtas de la Galia, así como Irán, el Báltico y las tribus eslavas del este de Europa. Poco se conoce sobre la historia temprana de los pueblos germánicos, excepto lo que se sabe a través de sus interacciones con el Imperio romano y los registros de hallazgos arqueológicos.
Durante el gobierno del emperador Augusto, los pueblos germánicos se familiarizaron con las tácticas de guerra romanas, manteniendo al mismo tiempo su identidad tribal. En el año 9 d. C., tres legiones romanas dirigidas por Varo fueron aniquiladas por los queruscos y su jefe Arminio en la batalla del bosque de Teutoburgo. Por lo tanto, la Alemania moderna, por lo que respecta al Rin y el Danubio, se mantuvo fuera del Imperio romano. En la época de Tácito, tribus germánicas se establecieron a lo largo del Rin y el Danubio, ocupando la mayor parte de la zona moderna de Alemania.
En el ocurrió el surgimiento de un gran número de tribus germánicas del oeste: alamanes, catos, francos, frisones, sajones y turingios. En ese momento estos pueblos emprendieron el período de las grandes migraciones (o invasiones bárbaras, desde el punto de vista del Imperio romano) que se extendió por varios siglos. Los francos establecieron el reino franco, el cual conquistó varios territorios occidentales de la actual Alemania. El dominio franco se consolidó durante el reinado de Carlomagno (que duró desde 768 a 814), cuyo Imperio carolingio absorbió Sajonia, Baviera y Bohemia.
En el 843, el Imperio carolingio fue dividido entre los nietos de Carlomagno. La Francia Orientalis —que comprendía a la actual Alemania— continuó siendo gobernada por los francos hasta el 919, año en el que fue coronado Enrique I de Sajonia. El nuevo Reino germano, convertido en el Sacro Imperio Romano Germánico en el 962, continuó existiendo en diferentes formas hasta 1806. En su máxima extensión territorial, abarcó toda Europa central, extendiéndose desde el río Eider en el norte hasta la costa mediterránea en el sur.
Bajo el reinado de la dinastía sajona (919-1024), los ducados de Lorena, Sajonia, Franconia, Suabia, Turingia y Baviera se consolidaron. Tras la coronación de Otón I como emperador en febrero de 962, su nuevo imperio abarcó estas regiones más el Reino de Italia. Bajo el reinado de la dinastía salia (1024-1125), el Sacro Imperio consolidó su poder sobre el norte de Italia y Borgoña, aunque los emperadores perdieron su influencia en dichos territorios como resultado de la querella de las investiduras, conflicto que enfrentó al Sacro Emperador contra el papa. Bajo los emperadores Hohenstaufen (1138-1254), los príncipes alemanes aumentaron su influencia hacia el sur y el este, en los territorios habitados por los eslavos. En el norte alemán surgieron ciudades prósperas como las de la Liga Hanseática.
El edicto de la Bula de Oro de 1356 fue la constitución básica del imperio que perduró hasta su disolución. Se codificó la elección del emperador por siete príncipes electores. A partir del , los emperadores fueron elegidos casi exclusivamente entre los provenientes de la Casa de Habsburgo.
En 1517, el teólogo Martín Lutero escribió sus noventa y cinco tesis, documentos en los que criticaba a la Iglesia católica. Este evento dio origen a la Reforma protestante, que actuó, en el ámbito político y sobre todo en sus orígenes, como factor cohesionador entre la multitud de principados alemanes y, en consecuencia, como factor determinante de lo que podría llamarse la «esencia alemana». La Iglesia luterana fue reconocida como la representante de la nueva religión oficial en muchos Estados alemanes a partir de 1530. El conflicto religioso resultante condujo a la guerra de los Treinta Años (1618-1648), que devastó el territorio alemán. Como consecuencia de la contienda, la población de los Estados alemanes se redu…
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